Daddy Yankee, el rey del reggaetón portorriqueño, centra su obra en la denigración de la mujer. Aquí, Zambayonny hace su aporte. Cacho Castaña tiene lo suyo. Las letras misóginas no reparan en géneros. ¿El arte tiene límites? ¿Se puede discriminar en nombre de la libertad de expresión? La polémica.
Por Mariana Carbajal
¿Qué tienen en común el rey del reggaetón Daddy Yankee y Cacho Castaña?
Uno y otro, en alguna de sus canciones, se vanaglorian de golpear a las mujeres. ¿Si en lugar de una mujer el blanco de sus bofetadas fueran personas judías o negras, entonarían sus letras con la misma impunidad? Activistas feministas han empezado a denunciar, artesanalmente, en redes sociales al cantautor bahiense Zambayonny –para algunos un artista de culto–, por hacer apología del machismo como base de su obra y denigrar a las mujeres.
La idea, aclaran, no es llevar adelante una “campaña en contra de”, sino visibilizar cómo la cultura reproduce formas de discriminación hacia las mujeres y naturaliza una supuesta subordinación en relación con los varones.
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