Una de las leyendas que circulan por ahí es que comer rápido engorda. En realidad comer rápido no engorda, pero si comemos rápido podemos llegar a ingerir mucha más cantidad de comida porque no nos sentimos saciados. ¿Cómo es esto?
El mecanismo que da lugar a la sensación de “estar llenos” es bastante complejo e implica hormonas que tienen que llegar al centro de ansiedad en el hipotálamo, disminuir o aumentar sus niveles. Y para este viaje pueden llegar a necesitar entre 20 y 30 minutos. Eso quiere decir que si comemos apurados, podemos llegar a estar incorporando comida durante 20 o 30 minutos más de lo necesario, lo cual es ¡una barbaridad! Por eso, hay que darle tiempo al cerebro para que entienda que ya estamos satisfechos. Y la mejor manera de lograrlo es comer despacio.
Una manera de asegurarnos la lentitud es dejar los cubiertos entre bocado y bocado (parece fácil pero prueben y van a ver que requiere práctica).
También hay que masticar muy bien la comida. Mejor aún es elegir alimentos que necesiten más tiempo de masticación, como ensaladas y verduras, en lugar de purés. Comer pan tostado en las comidas es una buena alternativa al pan normal, ya que requiere mayor masticación (si es que se resisten a abandonar el pan).
Y hay otra forma muy interesante que vale la pena intentar: tomar un vaso de agua bien fría o un caldo bien caliente antes de cada comida. La cuestión es así…
Los mecanismos que regulan la manera en que el estómago se vacía también son muy complejos y dependen del pH, la temperatura, el volumen y la composición de la comida además de otros factores. Varios grupos de investigación estudiaron el efecto de bebidas con diferente temperatura (4ºC hasta aproximadamente 60ºC) sobre el “vaciamiento gástrico” o sea el vaciado del estómago y encontraron resultados variables. En algunos casos vieron que cuando la temperatura de la bebida era más fría o más caliente que la temperatura del cuerpo el vaciamiento se inhibía. Aunque no encontraron diferencias significativas en el ritmo de vaciamiento entre las bebidas con temperatura de 20ºC y 37ºC (tibiecitas, bah) sí observaron un retraso significativo en el vaciamiento en las bebidas a temperaturas muy extremas (4ºC y 55ºC). Otro grupo encontró que el efecto solo se observaba cuando las bebidas estaban frías. Y hasta aparecieron grupos que no observaron ninguna diferencia
¿Qué quiere decir esto? Es probable que cada individuo tenga sus propias características a la hora del vaciamiento del estómago como sugiere este estudio. Por lo tanto, para algunos de nosotros puede ser un buen recurso tomar un caldo bien caliente o un vaso de agua bien fría ya que retrasará el vaciamiento del estómago y durante todo ese tiempo extra, no solo vamos a comer menos sino que, además, le vamos a dar tiempo al cerebro de enterarse que ya comimos suficiente.
Así que ya saben, comer rápido estrictamente hablando no engorda porque las calorías ingeridas son las mismas. Lo que engorda es comer de más y ahí sí que la velocidad no es una aliada. Antes del próximo bocado pregúntenle a su cerebro “¿Querés más?”.
*Doctora en Química de la UBA, docente del Depto. de Química Orgánica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA) e investigadora del CONICET. Columnista en “Científicos Industria Argentina”. Autora de los libros “Los remedios de la abuela. Mitos y verdades de la medicina casera” y “Científicas: cocinan, limpian y ganan el premio Nobel (y nadie se entera)” (ambos pertenecientes a la Colección Ciencia que ladra, Ed. Siglo XXI).
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Una manera de asegurarnos la lentitud es dejar los cubiertos entre bocado y bocado (parece fácil pero prueben y van a ver que requiere práctica).
También hay que masticar muy bien la comida. Mejor aún es elegir alimentos que necesiten más tiempo de masticación, como ensaladas y verduras, en lugar de purés. Comer pan tostado en las comidas es una buena alternativa al pan normal, ya que requiere mayor masticación (si es que se resisten a abandonar el pan).
Y hay otra forma muy interesante que vale la pena intentar: tomar un vaso de agua bien fría o un caldo bien caliente antes de cada comida. La cuestión es así…
Los mecanismos que regulan la manera en que el estómago se vacía también son muy complejos y dependen del pH, la temperatura, el volumen y la composición de la comida además de otros factores. Varios grupos de investigación estudiaron el efecto de bebidas con diferente temperatura (4ºC hasta aproximadamente 60ºC) sobre el “vaciamiento gástrico” o sea el vaciado del estómago y encontraron resultados variables. En algunos casos vieron que cuando la temperatura de la bebida era más fría o más caliente que la temperatura del cuerpo el vaciamiento se inhibía. Aunque no encontraron diferencias significativas en el ritmo de vaciamiento entre las bebidas con temperatura de 20ºC y 37ºC (tibiecitas, bah) sí observaron un retraso significativo en el vaciamiento en las bebidas a temperaturas muy extremas (4ºC y 55ºC). Otro grupo encontró que el efecto solo se observaba cuando las bebidas estaban frías. Y hasta aparecieron grupos que no observaron ninguna diferencia
¿Qué quiere decir esto? Es probable que cada individuo tenga sus propias características a la hora del vaciamiento del estómago como sugiere este estudio. Por lo tanto, para algunos de nosotros puede ser un buen recurso tomar un caldo bien caliente o un vaso de agua bien fría ya que retrasará el vaciamiento del estómago y durante todo ese tiempo extra, no solo vamos a comer menos sino que, además, le vamos a dar tiempo al cerebro de enterarse que ya comimos suficiente.
Así que ya saben, comer rápido estrictamente hablando no engorda porque las calorías ingeridas son las mismas. Lo que engorda es comer de más y ahí sí que la velocidad no es una aliada. Antes del próximo bocado pregúntenle a su cerebro “¿Querés más?”.
*Doctora en Química de la UBA, docente del Depto. de Química Orgánica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA) e investigadora del CONICET. Columnista en “Científicos Industria Argentina”. Autora de los libros “Los remedios de la abuela. Mitos y verdades de la medicina casera” y “Científicas: cocinan, limpian y ganan el premio Nobel (y nadie se entera)” (ambos pertenecientes a la Colección Ciencia que ladra, Ed. Siglo XXI).
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