El Obelisco cumple hoy 75 años

“Decían que no iba a resistir el viento y el subte, pero sigue en pie"





















Lo dijo Alejandro Prebisch, hijo del arquitecto a quien encargaron construir el monumento emplazado en 9 de Julio y Corrientes. Antes de convertirse en el símbolo porteño por excelencia fue discutido y hasta intentaron demolerlo.  Fue resistido, despreciado y hasta decretada su demolición, sin embargo, el Obelisco porteño continúa siendo el símbolo por excelencia de la Ciudad de Buenos Aires y uno de los distintivos arquitectónicos de la Nación. A 75 años de la presentación de la obra, a cargo del arquitecto Alberto Prebisch, la Ciudad le rendirá homenaje, con la reposición de cuatro placas y la participación de familiares de su creador. “Había gente que decía que no iba a resistir los fuertes vientos, las vibraciones del subterráneo, y pasaron 75 años y soportó los vientos, el subte, el tránsito, y hasta terremotos ocurridos en el país que se sintieron en la ciudad, así que quiere decir que estuvo bien construido”, reflexionó Alejandro Prebisch, uno de los hijos del arquitecto, que estará presente en el acto de hoy.La historia del monumento emplazado en la Plaza de la República, en la intersección de las avenidas 9 de Julio y Corrientes, y que recuerda el sitio donde se colocó el grueso madero sobre el que juró Don Pedro de Mendoza en 1536, y más tarde flameó la bandera nacional, en la torre de la Iglesia de San Nicolás, está muy presente en la familia Prebisch.


“Cuando se hizo la plaza había un montón de opiniones, se hablaba de levantar monumentos a la bandera, a algún prócer, y en ese ínterin, el intendente Mariano de Vedia y Mitre, y el secretario de Hacienda Atilio Dell’Oro convocaron a mi padre para ver qué se podía hacer. En un momento le dice Dell’Oro, “¿qué le parece si pensamos en un obelisco?” Y le pareció una buena idea, pero pensó en un obelisco distinto a los que están en todo el mundo, que son macizos, y este es hueco”, recordó el hijo del arquitecto.
La construcción de 67,5 metros se levantó en cuatro semanas. Para los cimientos se debió sortear la dificultad de los túneles de las líneas de subte C y D, y se recurrió a avanzadas técnicas de construcción, mediante el emplazamiento de bóvedas. Fue en origen una obra de vanguardia. Eso le costó el rechazo de algunos sectores. Prebisch recordó que en 1938 sufrió el desprendimiento de unas lajas de roca calcárea de San Luis que cubrían la superficie. Frente a esto, “el Concejo Deliberante sancionó por mayoría la demolición del Obelisco y fue vetado por el intendente, aduciendo que la Municipalidad no tenía injerencia sobre un monumento nacional”. La decisión de los constructores fue entonces quitar la cobertura y pintar las paredes con látex.

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