Fuente: La Nación
Es poco invasiva y tiene menores riesgos en los casos más complejos
Es poco invasiva y tiene menores riesgos en los casos más complejos
"El día que salí de la primera operación, mi papá se sorprendió al
verme y me preguntó: ¿no te iban a operar el cerebro? El creía que me
iba a encontrar con la cabeza vendada... Pero el procedimiento no es
nada invasivo, y sí, me habían operaron el cerebro", contó Alejandra
Burgos, de 51 años, que debió ser intervenida en dos ocasiones para
tratar dos aneurismas cerebrales peligrosamente grandes.
Sin realizar ninguna incisión en su cabeza, los médicos
introdujeron a través de su arteria femoral unos modernos dispositivos
llamados "desviadores de flujo", y los hicieron llegar hasta dentro
mismo del cerebro, donde se encontraban estas dilataciones anormales de
la pared de las arterias cerebrales llamadas "aneurismas", que de
romperse pueden causar una hemorragia cerebral potencialmente mortal.
Los desviadores de flujo -o flow diverters , en inglés- son diminutos cilindros metálicos, similares a los stents
que se colocan en las arterias del corazón, que no sólo han demostrado
ser efectivos para tratar las formas más severas del aneurisma cerebral:
también poseen una tasa de mortalidad y de secuelas mucho menores que
otros tratamientos.
"Sin tratamiento, el 80% de las personas que tienen un
aneurisma gigante muere o queda inválida a los dos años del diagnóstico.
Los métodos de tratamiento endovasculares con coils [ver
ilustración] bajaron la tasa de morbimortalidad a entre el 20 y el 25%, y
ahora, con los desviadores de flujo, logramos bajarla al 8%. En los
aneurismas no gigantes es incluso mucho menor", dijo a La Nacion el
doctor Pedro Lylyk, director de Instituto Médico Eneri, que en 2006
participó del primer estudio internacional con estos dispositivos.
En el último congreso de la Asociación Norteamericana del
Corazón, Lylyk presentó lo que es hasta ahora la experiencia más amplia
en el uso de estos modernos dispositivos -unos 360 casos-, cuya
finalidad es redirigir el torrente sanguíneo que circula por la arteria
afectada por el aneurisma, para evitar que la sangre ingrese y lo siga
agrandando.
Cirugía de urgencia
"Al redistribuir la circulación sanguínea, los
desviadores de flujo hacen que la sangre que se encuentra dentro del
aneurisma se coagule y se forme un trombo en su interior; así, el
aneurisma se acaba -comentó la doctora Rosana Ceratto, médica
neurorradióloga de Eneri-. La tasa de curación es altísima."
Al año, el 90,5% de los aneurismas tratados con
desviadores del flujo sigue ocluido; a los dos años, la tasa es del
94,3%, pero entre los tres a cuatro años de tratados, el 100% de los
aneurismas ha sido curado. Actualmente, el uso de estos dispositivos es
el tratamiento indicado para los aneurismas gigantes, los de cuello
ancho y los complejos, entre los que se cuentan aquellos que no han
respondido a otros tratamientos.
Alejandra Burgos consultó al neurocirujano un viernes y
el lunes siguiente entró en el quirófano. "Yo venía con muchos dolores
de cuello y de cabeza. Todos me decían que tenía una contractura, pero
un traumatólogo me derivó a un neurólogo y éste me pidió una resonancia
cerebral en la que encontraron muchos aneurismas", recordó Alejandra.
"Alejandra padece un síndrome [congénito] que afecta al
cerebro y al riñón, por lo que es portadora de aneurismas cerebrales
múltiples", comentó Lylyk acerca de su paciente. Uno de los aneurismas
detectado en la primera resonancia era muy grande, lo que motivó la
urgencia de la intervención para colocarle uno de estos desviadores de
flujo.
"Me operé el lunes, estuve un día en terapia intensiva;
al día siguiente me pasaron a una habitación común y al tercer día ya
estaba en mi casa", contó Alejandra, que al año siguiente debió ser
intervenida por otro aneurisma.
En ambos casos, precisó Lylyk, "el tratamiento se realizó
con desviadores de flujo y la paciente está curada de ambos
aneurismas".
Ahora, superados los seis meses de la última
intervención, durante los cuales debió tomar anticoagulantes, Alejandra
sólo debe observar una rutina diagnóstica para monitorear la evolución
de otros aneurismas más pequeños ya detectados.
"Todos los años tengo que hacerme una resonancia magnética cerebral", precisó Burgos.
Se estima que entre el 1 y el 5% de la población general
posee aneurismas cerebrales. "En entre el 15 y el 30% de los casos son
aneurismas múltiples", agregó Lylyk. Como en el caso de Alejandra, que
recuerda que "muchos médicos me querían abrir la cabeza...".
Afortunadamente, en este caso no fue necesario.
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