Un Acoso que crece sin final previsto

El Bullying se expande en las redes sociales. El uso de Facebook o Twitter potenció el fenómeno de hostigamiento que afecta al 15 por ciento de la población estudiantil. Cómo prevenirlo.
El chico iba en un asiento doble del colectivo; arrinconado contra la ventanilla soportaba con una sonrisa los golpes de sus compañeros de colegio: a un bife en la nuca le seguía un sopapo en la mejilla. El resto del pasaje miraba indiferente, o ni miraba. Así de naturalizado está el hostigamiento –acoso o bullying– en la sociedad argentina y mundial. Sin embargo, no debería resultar tan natural. No sólo porque las huellas que deja en acosadores y acosados son difíciles de borrar, sino porque en los últimos años ha ido in crescendo hasta alcanzar niveles de violencia física insospechada. 

Tajearle la cara a una niña por ser “demasiado linda” o disparar contra compañeros son apenas ejemplos que no deberían olvidarse y que deberían servir para que todos dejáramos de mirar para otro lado. Sobre todo porque el bullying se ha potenciado a través de las redes sociales: Facebook o Twitter son la plataforma para que este fenómeno deje de estar circunscripto a un ámbito y pase a ser una constante de 24 horas, todo el año, en todos los ámbitos.

En la Argentina se estima que el 15 por ciento de los alumnos es víctima o victimario del acoso escolar, que implica insultar, intimidar, golpear y humillar. “En la actualidad, la gran diferencia es que los chicos llegan a su casa, encienden la computadora o el celular y se encuentran con mensajes hostiles, el acoso se vuelve crónico, no termina más y se extiende a todos los amigos”, señaló Flavia Sinigagliese, médica pediatra y coordinadora del equipo Bullying Cero Argentina, del Centro de Investigaciones del Desarrollo Pisconeurológico. En 2006 presentó testimonios de acoso en el Congreso Argentino de Psiquiatría donde se habló del tema por primera vez.

Para los profesionales que conforman el grupo, el ciberbullying es “una herramienta más, porque es raro que se dé sólo en el espacio virtual, en general amplifica el hostigamiento del aula escolar”. En cuanto a la brecha de conocimiento entre los chicos y sus padres, Sinigagliese consideró que “el desfasaje entre las generaciones es muy grande. Pero los padres no pueden negarles a los chicos el uso de la tecnología, es preferible que sean ellos los que abran la página en Facebook, siempre que observen qué pasa. Es evidente que se necesita formación de padres y docentes, en el profesorado debería hablarse de bullying”.
Fuente: Conurbano Zonal Oeste

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