Un factor de riesgo para la salud es aquel cuya presencia está asociada con la posibilidad de padecer una severa enfermedad.
Así, por ejemplo, el riesgo cardiovascular aumenta cuando se observan simultáneamente factores como la hipertensión o la obesidad, entre otros; si esos factores se suman, el riesgo acrece. Al paciente hipertenso se le recomienda reducir o eliminar el sodio en las comidas; lamentablemente, la mayoría la consume con exceso.
Conviene recordar que el sodio está contenido en la sal, que es cloruro de sodio. Entre otros efectos de importancia, el plus de ese condimento obliga al corazón a un trabajo excesivo de bombeo, lo que eleva la presión arterial. Si ésta se mantiene alta, se la considera hipertensión, que puede tener consecuencias graves para el organismo y es causa determinante de 50.000 fallecimientos anuales en nuestro país.
La seriedad del problema ha llevado en los últimos años a tomar medidas que aminoren el empleo de la sal. Esa preocupación se ha reflejado en una recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que aconseja no exceder en el consumo los 3 gramos diarios. En 2011 se dio un primer paso oficial en un sentido preventivo mediante medidas adoptadas por las autoridades bonaerenses. Luego, ya en el orden nacional, el Ministerio de Salud implementó un programa con el título "Menos sal, más vida", entre cuyos logros estuvo un acuerdo con los industriales panaderos a fin de reducir en un 25 por ciento la sal empleada en la preparación del pan.
En días recientes, el Congreso sancionó una ley debida a la iniciativa del diputado José Guccione (FPV-Misiones). El texto de la norma dispone reducir 15 por ciento la sal en alimentos procesados como galletitas, fiambres, caldos y algunos quesos. Los sobrecitos de sal que se ofrecen no deben sobrepasar los 500 miligramos de contenido, se tendrán que presentar opciones de condimentos sin sodio y los tradicionales saleros deberán estar ausentes en las mesas de los restaurantes.
Un dato positivo es que las medidas normativas comentadas han contado con la aprobación de la Sociedad Argentina de Hipertensión. La nueva ley deberá sumar adhesiones de las legislaturas provinciales para su alcance integral y, vale destacarlo, merece una justificada aceptación porque contribuirá a un mejor cuidado de la presión arterial, factor de riesgo cardíaco, renal y cerebral..
Así, por ejemplo, el riesgo cardiovascular aumenta cuando se observan simultáneamente factores como la hipertensión o la obesidad, entre otros; si esos factores se suman, el riesgo acrece. Al paciente hipertenso se le recomienda reducir o eliminar el sodio en las comidas; lamentablemente, la mayoría la consume con exceso.
Conviene recordar que el sodio está contenido en la sal, que es cloruro de sodio. Entre otros efectos de importancia, el plus de ese condimento obliga al corazón a un trabajo excesivo de bombeo, lo que eleva la presión arterial. Si ésta se mantiene alta, se la considera hipertensión, que puede tener consecuencias graves para el organismo y es causa determinante de 50.000 fallecimientos anuales en nuestro país.
La seriedad del problema ha llevado en los últimos años a tomar medidas que aminoren el empleo de la sal. Esa preocupación se ha reflejado en una recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que aconseja no exceder en el consumo los 3 gramos diarios. En 2011 se dio un primer paso oficial en un sentido preventivo mediante medidas adoptadas por las autoridades bonaerenses. Luego, ya en el orden nacional, el Ministerio de Salud implementó un programa con el título "Menos sal, más vida", entre cuyos logros estuvo un acuerdo con los industriales panaderos a fin de reducir en un 25 por ciento la sal empleada en la preparación del pan.
En días recientes, el Congreso sancionó una ley debida a la iniciativa del diputado José Guccione (FPV-Misiones). El texto de la norma dispone reducir 15 por ciento la sal en alimentos procesados como galletitas, fiambres, caldos y algunos quesos. Los sobrecitos de sal que se ofrecen no deben sobrepasar los 500 miligramos de contenido, se tendrán que presentar opciones de condimentos sin sodio y los tradicionales saleros deberán estar ausentes en las mesas de los restaurantes.
Un dato positivo es que las medidas normativas comentadas han contado con la aprobación de la Sociedad Argentina de Hipertensión. La nueva ley deberá sumar adhesiones de las legislaturas provinciales para su alcance integral y, vale destacarlo, merece una justificada aceptación porque contribuirá a un mejor cuidado de la presión arterial, factor de riesgo cardíaco, renal y cerebral..
0 comentarios: