“Yo quería que Cristina escuchara otra campana”

MEMPO GIARDINELLI HABLA DE SUS CARTAS A CRISTINA, AHORA EDITADAS EN FORMATO DE LIBRO
El escritor chaqueño se propone, en su nuevo libro, llegar a la Presidenta a través de reflexiones que eluden la complacencia y la voluntad condenatoria. Destaca los logros de la gestión kirchnerista y da cuenta de las asignaturas pendientes.
Por Silvina Friera
Un simpatizante crítico de la gestión que encabeza la actual Presidenta. Así se presenta Mempo Giardinelli en el prólogo de Cartas a Cristina. Apuntes sobre la Argentina que viene (Ediciones B). Las misivas coyunturales que integran este ensayo político “heterodoxo” intentan pensar “sin prejuicios” y desde una perspectiva “respetuosa” las características del turno histórico que encabeza Cristina Fernández. 
Apoyar el “trazo grueso” del rumbo del Gobierno –los avances notables en materias como derechos humanos, educación y economía– no implica neutralizar los aspectos del “trazo fino” que el escritor y periodista cuestiona. El país es más inclusivo y más justo –pondera–, aunque todavía no se haya alcanzado la justicia social anhelada. 
Pero Mempo tiene objeciones “muy serias” en rubros como la transparencia –“no hay un solo corrupto preso”–, las políticas ambientales y las alianzas políticas con ciertos gobernadores, “que no podrían sortear ningún examen de ética”, como Gildo Insfrán (Formosa) y Carlos Soria (Río Negro). 
“Quien espere un libro de denuncias; o uno de chismes de alcoba; o de aplaudidores sin Norte; o de oposición y resentimiento, mejor puede abandonar este volumen.
Ya hay suficiente de eso, en mi opinión”, advierte el autor en las primeras páginas. El estilo de estos textos, de estas reflexiones que distan de ser complacientes y condenatorias, es similar a algunas de las cartas que el escritor publicó en Página/12.
El objetivo de estos textos escritos al calor de los acontecimientos que analizaba, algunos recuperados o citados parcialmente en Cartas a Cristina, era y es llegar a la Presidenta. “Desde un plano absolutamente horizontal e insignificante, yo quería lograr que ella escuchara una campana diferente. 
Si era cierto, como siempre se ha dicho, que ‘los Kirchner no son gente de escuchar opiniones’, pensé que escribirle cartas podía ser un modo de abordaje –confiesa el escritor–. Quería que ella entendiera, y aceptara, que mis cartas no buscaban nada en particular. 
Que en un país en el que cuando la gente se acerca al poder es para pedir algo, yo no pedía; en todo caso ofrecía: ideas chiquitas, nada del otro mundo, pero llenas de puro sentimiento nacional, popular, lo que mi papá hubiera llamado con grandilocuencia ‘sentido patriótico’.” 
Desde Resistencia, donde reside, Mempo sopesa cada una de sus argumentaciones como si las desplegara sobre la palma de su mano. “El libro intenta hacer aportes, pero también cuestiona –subraya–. Creo que no vienen mal los aportes, ¿no? Yo no soy nadie para decir lo que tienen que hacer. Pero como intelectual, mi función es tratar de ofrecer ideas a la Presidenta y al gobierno, que ojalá puedan ser tomadas en cuenta.”

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